9 Allí entró en la cueva, y pasó en ella la noche. Le fue
dirigida la
palabra de Yahveh, que le dijo: «¿Qué haces aquí Elías?»
10 El dijo: «Ardo en celo por Yahveh, Dios Sebaot, porque los
israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado
a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para quitármela.»
11 Le dijo: «Sal y ponte en el monte ante Yahveh.» Y he aquí que
Yahveh pasaba. Hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y
quebrantaba las rocas ante Yahveh; pero no estaba Yahveh en el huracán.
Después del huracán, un temblor de tierra; pero no estaba Yahveh en
el
temblor.
12 Después del temblor, fuego, pero no estaba Yahveh en el fuego.
Después del fuego, el susurro de una brisa suave.
13 Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se puso a la
entrada de la cueva. Le fue dirigida una voz que le dijo: «¿Qué haces aquí,
Elías?»
14 El respondió: «Ardo en celo por Yahveh, Dios Sebaot, porque los
israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado
a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para quitármela.»